¿Qué está ocurriendo con los aranceles de EE. UU.?
Desde abril de 2025, el gobierno de Estados Unidos ha comenzado a aplicar aranceles del 10 % al 50 % sobre productos importados desde Europa, incluyendo España, en el marco de su nueva política comercial proteccionista. Esto afecta a sectores clave como la alimentación, automoción, farmacéutica o metalurgia.
En Afilco Asesores, como expertos en servicios contables, fiscales para empresas y pymes, te explicamos cómo te afecta este cambio y qué puedes hacer para proteger tu negocio.
¿Qué son los aranceles y por qué se aplican?
Los aranceles son impuestos que un país impone a los productos que se importan desde el extranjero. Su finalidad puede ser doble:
- Recaudatoria: obtener ingresos para el Estado.
- Proteccionista: encarecer productos extranjeros para proteger la producción local.
En el caso actual, Estados Unidos está utilizando los aranceles como una herramienta de presión comercial frente a sus socios internacionales, aplicándolos de forma generalizada a productos de la Unión Europea —entre ellos, España— con el objetivo de reestructurar sus relaciones comerciales y favorecer la producción interna.
El resultado es un encarecimiento inmediato de las exportaciones españolas hacia EE. UU., lo que puede alterar la rentabilidad, la competitividad y la viabilidad de muchas operaciones internacionales.
¿Qué productos españoles se están viendo más afectados?
Los nuevos aranceles están teniendo un impacto directo en más de 27.000 empresas españolas que exportan a Estados Unidos, especialmente en:
- Aceite de oliva, vino y productos cárnicos (hasta un 25 % de recargo)
- Vehículos y piezas de automoción (arancel del 25 %)
- Maquinaria industrial, productos químicos y farmacéuticos (20 %)
- Acero y aluminio (25 %, con consecuencias directas sobre empresas del norte de España)
Aunque las tarifas se aplican en la frontera estadounidense, muchas PYMEs proveedoras en España también sufren reducciones de pedidos, lo que las expone a tensiones de tesorería y replanteamientos de producción.
Además, hay un impacto indirecto sobre sectores no arancelados, como el transporte internacional, servicios financieros vinculados al comercio exterior o aseguradoras de operaciones transfronterizas.
El impacto total estimado para la economía española podría superar los 2.600 millones de euros si estos gravámenes se mantienen. En este escenario, es crucial identificar no solo si exportas, sino cuánto depende tu empresa del mercado estadounidense de forma directa o indirecta.
¿Cómo pueden afectar estos aranceles a tu empresa?
Aunque el impacto se aplique en la aduana estadounidense, y sea por tanto un “coste” que generalmente tendrá que asumir el cliente al importar la mercancía proveniente de España al interior del país, las consecuencias para las empresas exportadoras y proveedoras españolas pueden ser significativas:
- Reducción de márgenes: si se decide absorber el sobrecoste del arancel sin trasladarlo al cliente, los beneficios se verán afectados, especialmente en contratos con precios cerrados.
- Pérdida de competitividad: frente a competidores de países que no están sujetos a estos aranceles, los productos españoles pueden resultar menos atractivos en precio, dificultando la entrada o permanencia en el mercado estadounidense.
- Riesgos contractuales: la falta de definición clara sobre quién asume los aranceles en los contratos (por ejemplo, mediante Incoterms mal aplicados) puede generar conflictos y sobrecostes no previstos.
- Tensiones de tesorería: el encarecimiento de operaciones puede afectar a la liquidez, generar retrasos en pagos o forzar a renegociar condiciones con proveedores o clientes.
- Incertidumbre logística y regulatoria: los cambios en requisitos de importación, licencias, certificados de origen o inspecciones pueden provocar retrasos y penalizaciones contractuales.
¿Y si tu empresa importa desde EE. UU.?
No solo las exportaciones se ven afectadas. Muchas empresas españolas dependen de la importación de maquinaria, tecnología, componentes electrónicos, software o materias primas procedentes de Estados Unidos.
Si este es tu caso, conviene revisar:
- Los precios actuales de tus proveedores y posibles cláusulas de revisión automática.
- Los tiempos de entrega, que pueden alargarse si hay inspecciones o cambios logísticos.
- La divisa en la que compras (habitualmente dólares), ya que las variaciones en el tipo de cambio pueden amplificar el impacto del arancel.
- Y, sobre todo, las cláusulas contractuales relacionadas con impuestos, aranceles y condiciones de entrega (Incoterms).
La subida arancelaria puede encarecer tus compras o modificar condiciones que antes eran estables, obligándote a renegociar acuerdos o buscar alternativas.
¿Cómo prepararse? Recomendaciones clave ante los nuevos aranceles
Frente a un escenario de incertidumbre comercial, la anticipación y la revisión estratégica son esenciales. Estas son algunas de las acciones que pueden ser de ayuda para las empresas afectadas:
1. Revisión de contratos internacionales e Incoterms
Es fundamental auditar los acuerdos de compraventa internacional para determinar con precisión quién asume los costes derivados de los aranceles. Una cláusula mal redactada o unos Incoterms inadecuados pueden traducirse en sobrecostes inesperados o conflictos legales.
2. Clasificación correcta de productos (códigos HS)
La codificación arancelaria debe revisarse en detalle. Un error en el código HS puede conllevar el pago de aranceles más altos o incluso la retención de mercancía en aduanas. Existen además productos con tratados preferenciales o exenciones que pueden aprovecharse si están correctamente declarados.
3. Diversificación de mercados y rutas comerciales
Reducir la dependencia del mercado estadounidense es una estrategia clave. Existen oportunidades en países como Canadá, Japón, Corea del Sur o Chile, con los que la UE mantiene acuerdos comerciales que eliminan o reducen aranceles.
4. Acceso a fondos públicos
El Gobierno español ha habilitado más de 14.000 millones de euros en medidas de apoyo para empresas exportadoras. Entre ellas destacan las líneas de financiación, ayudas directas y programas de reconversión productiva y digitalización. Conviene analizar si la empresa puede acogerse a alguna de estas líneas.
5. Revisión de precios, márgenes y propuesta de valor
No siempre es posible repercutir el coste del arancel al cliente final. En esos casos, conviene replantear la estrategia comercial: optimizar procesos, reforzar el valor percibido, buscar vías de financiación a corto plazo o renegociar condiciones contractuales con distribuidores y agentes.
¿Qué sectores deben estar más alerta?
El impacto de los nuevos aranceles no afecta por igual a todo el tejido empresarial español. Algunas comunidades autónomas y sectores estratégicos están especialmente expuestos debido a su peso exportador hacia Estados Unidos:
- Cataluña y Comunidad Valenciana: el sector agroalimentario, la cerámica industrial y la industria química ya están notando un encarecimiento de operaciones y dificultades logísticas.
- Andalucía: el aceite de oliva, frutas, hortalizas y otros productos del campo sufren recargos arancelarios que comprometen su competitividad en EE. UU.
- Madrid y País Vasco: industrias de alto valor añadido como la automoción, el sector farmacéutico y la siderurgia (especialmente acero y aluminio) están viendo cómo sus costes aumentan y las condiciones contractuales se endurecen.
Además, hay efectos colaterales sobre toda la cadena de suministro que afecta a fabricantes, proveedores, transportistas y operadores logísticos con conexiones comerciales internacionales.
Para las empresas de estos territorios o sectores, anticiparse y ajustar su estrategia de exportación es hoy más necesario que nunca.
¿Qué puede pasar a partir de julio de 2025?
En estos momentos, la Unión Europea y Estados Unidos mantienen una tregua comercial de 90 días iniciada en abril, que expira a principios de julio. Durante este periodo, ambas partes negocian una posible reducción o suspensión de los aranceles aplicados a productos industriales, alimentarios y tecnológicos.
Sin embargo, si no se alcanza un acuerdo, la administración estadounidense ya ha anunciado su intención de aumentar los aranceles hasta un 50 % sobre determinados productos industriales procedentes de la UE, lo que agravaría aún más el escenario actual.
Este posible escenario no solo comprometería la viabilidad de ciertas operaciones, sino que podría dejar fuera del mercado estadounidense a muchas empresas exportadoras europeas, especialmente aquellas con menor margen de maniobra.
Por tanto, el mes de julio marcará un punto de inflexión. Las empresas con exposición directa o indirecta a EE. UU. deben estar preparadas para actuar con rapidez si las condiciones cambian.
Preguntas frecuentes sobre los aranceles
¿Puedo evitar el arancel si envío el producto desde otro país europeo?
No necesariamente. EE. UU. aplica los aranceles según el país de origen del producto, no desde dónde se envía. Por ejemplo, un producto fabricado en España que se exporte desde Alemania seguirá estando sujeto al arancel.
¿Los aranceles también afectan a servicios digitales o intangibles?
De momento, no. Los aranceles se aplican exclusivamente a bienes físicos. Sin embargo, conviene estar atento a posibles medidas en el ámbito de la fiscalidad digital, donde Estados Unidos y la UE mantienen posiciones enfrentadas.
¿Una pyme está obligada a asumir el coste del arancel?
Depende del contrato. Si no se ha pactado quién asume los costes arancelarios mediante Incoterms claros, la empresa puede verse obligada a cubrirlos. Es recomendable revisar los contratos internacionales con detalle.
Conclusión
Los nuevos aranceles de Estados Unidos a productos españoles no son solo una cuestión geopolítica: impactan directamente en operaciones, márgenes y decisiones estratégicas de miles de empresas. Desde el encarecimiento logístico hasta la pérdida de competitividad, el riesgo es real y creciente para buena parte del tejido exportador nacional.
En este contexto, anticiparse no es una opción, sino una necesidad.
En Afilco Asesores, ayudamos a empresas a replantear su estrategia internacional con criterios fiscales, financieros y legales, para proteger su rentabilidad en un escenario de alta incertidumbre.
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